Lo
bueno del futuro es que se puede cambiar. Aunque la catástrofe
económica en que nos han metido con la trampa de Wuhan es ya
inevitable, podemos todavía luchar por un porvenir en que haya
libertad y la distribución de los recursos sea más justa.
Sería
bueno analizar qué es lo que queremos conservar del mundo anterior a
Wuhan y qué otras cosas deberíamos cambiar. Entre las cosas a
eliminar, todos los factores que han llevado a esta catástrofe.
Como
ciudadanos del mundo deberíamos ser capaces de luchar por un mundo
más equitativo en el reparto de la riqueza. La acumulación de
dinero y poder en manos de unos pocos lleva a la injusticia y al
desastre. Así, el futuro debería ver una humanidad donde nadie
carezca de lo básico para vivir, ni tenga tanto que pueda imponerse
a los demás. Esto aplicado tanto a individuos como a naciones.
La
sobreexplotación del planeta es otro punto inaceptable. Hay que
buscar un modelo económico que premie la conservación del medio
ambiente antes que cualquier 'desarrollo económico' a toda costa.
El
cambio a energías renovables, combatiendo el cambio climático,
sería una consecuencia lógica del punto anterior.
El
capitalismo salvaje queda excluído como modelo, pues es incompatible
con la equidad la conservación ecológica y la previsión de males
globales cuya necesidad se ha hecho patente en la crisis actual.
Por
otra parte la gestión centralizada de la economía por parte de un
estado demasiado fuerte lleva la pérdida de las libertades. Un
futuro con la población vigilada y sometida es una distopía de
manual. Debe preservarse al individuo frente al poder.
En
cuanto a las ideologías a esperar en un mundo más justo, tampoco
parece deseable un mundo con nacionalismos exacerbados, pues ello
acaba derivando a la guerra entre pueblos.
¿Cómo
lograr el equilibrio entre todos estos aspectos?
Recordemos
que ahora mismo estamos metidos en la trampa: justo tenemos lo peor
de todos los modelos, con estados derivando al autoritarismo,
individuos sometidos por el miedo con la excusa del 'bien común',
las grandes corporaciones y estados mastodónticos manejando la
política mundial y primando sus intereses frente a la vida en el
planeta. Estamos a las puertas del infierno si no espabilamos.
Para
un mundo mejor, deberíamos aspirar a disgregar esas grandes
megafortunas y a reducir el poder de los estados.
La
libre empresa debe protegerse, pero con límites que impidan la
acumulación excesiva en pocas manos. Así, los emprendedores
deberían ceder a la sociedad cada vez mayor parte de sus beneficios
conforme crezcan sus empresas. El modelo de impuestos obligatorios ha
demostrado ser insuficiente, deberíamos ser capaces de articular una
forma segura de redistribuir las fortunas disparatadas.
Aquí
la clave está en la educación. Si los emprendedores del futuro
entienden que el objetivo es beneficiar al mundo, y evitamos que
psicópatas puedan prosperar a base de aplastar a los demás, podemos
llegar a eliminar el peligro de las corporaciones destructivas.
En
cuanto al poder estatal, debería descansar en el pueblo. Ello
necesita una auténtica democracia, no la falsa democracia
representativa donde los políticos son una casta aparte con
demasiada tendencia a venderse a otros intereses. Una DEMOCRACIA real
sería aquella en que cada decisión importante se tomase por
votación entre todos los ciudadanos (no de sólo un parlamento).
Ello es posible hoy, por primera vez en la historia, gracias al uso
de internet. Eliminar la clase política sería un paso necesario (y
difícil, claro) si queremos salir del agujero.
Esas
decisiones democráticas 100% requieren de nuevo un pueblo culto,
¡estudiemos, aprendamos! Y para cada tema se contaría con el
asesoramiento de científicos o expertos que ofreciesen su opinión
para guiarnos.
Una
ética ecológica nacería necesariamente de es pueblo más culto y
responsable. Un respeto al bien común haría menos necesarias
fuerzas policiales, judiciales y de control. Eliminemos los grandes
poderes que nos aplastan y aumentemos nuestra cultura, tomemos el
control de nuestro futuro y lleguemos por fin a la madurez de la
humanidad. Ahora o nunca. Es eso o aceptar la dictadura que nos están
imponiendo y que nos lleva a la extinción.
Despierta
y Lucha