martes, 24 de marzo de 2020

PAPÁ GOBIERNO TE CUIDARÁ



Nos hacen creer que cuando pase la oleada del virus todo volverá a ser como antes. Olvídalo, ese mundo quedó ya destruído. Es imposible que la economía se recupere del golpe al que la han sometido.

Todo apunta a una recesión inmediata de la economía mundial, mucho más brutal que la del 2008. No hay sector productivo que haya quedado ileso. Con el agravante de que los bancos centrales ya tenían toda la pólvora gastada para sostener un capitalismo tambaleante.

A ello tenemos que sumar la prevalencia del virus durante meses. Aunque esté controlado el estallido inicial, seguirán siendo necesarias medidas de precaución que frenarán el libre desarrollo de los negocios.

La inversión en fuentes de energía se ha parado en seco: con la caída del precio del petróleo muchas empresas dedicadas a la extracción no convencional (fracking) están en quiebra técnica, y se ha suspendido la búsqueda de nuevos yacimientos. Es utópico pensar que la transición a fuentes renovables pueda producirse en medio de este caos, por lo que devolver la producción al nivel pre-Wuhan llevará años.

Se acabó por tanto ese mundo de despilfarro en países occidentales. Se acabó el turismo de masas. Se acabó el excedente en la producción de alimentos. Se acabó la preponderancia de la clase media en el primer mundo. Vamos a una economía de subsistencia.

En cuanto a los países en desarrollo, sufrirán igualmente un deterioro de sus capacidades productivas. En ellos será todavía más dramático pues su población ya vive mayoritariamente en la pobreza. Esto significa más hambre, enfermedades y la espiral de conflictos que conlleva.

Paralizar la economía mundial como se ha hecho (en vez de buscar alternativas que permitieran mantener el ritmo como tests masivos a la población para separar a los infectados, poner todas las fábricas al servicio de la sanidad, aislar sólamente a las personas vulnerables...) nos ha metido en una recesión (o depresíón) de enormes proporciones que costará muchas más vidas que la misma pandemia.

Esto no es catastrofismo: es la dura realidad. Basta leer el mensaje que dan los mercados bursátiles mundiales y atender a los informes de los economistas.

Algunos muestran su alegría porque este parón da 'un respiro' al planeta, necesario para frenar el cambio climático. Pero cuando la necesidad de desarrollo apriete, cada país tirará por su lado dejando a un lado los objetivos de emisiones y sacando recursos de donde sea: quemando más carbón, explotación salvaje de reservas naturales, olvidando la costosa gestión de resíduos... etc.

Pero... ¡el gobierno está tomando medidas para protegernos! Dirás. El gobierno está formado por políticos, los mismos ineptos que no supieron preveer esta catástrofe. No me importa del partido que sean, cualquiera que haya gobernado los últimos 10 años debía conocer los informes de especialistas avisando que una pandemia 'tipo gripe' llegaría tarde o temprano. Y si nos pilla sin camas ni respiradores ni personal para controlarlo, ellos son culpables de homicidio imprudente. Esos políticos, esa panda que sólo piensan en ellos y en los suyos, lo que va a hacer es aprovechar para aumentar su poder.

La forma de protegernos va a ser darnos 'ayudas', 'garantizar los suministros', 'vigilar el cumplimiento de los mínimos'. Quizá eso te suene. En una economía de producción decreciente, cuando un gobierno de corruptos se hace cargo significa repartir la pobreza y destruir las empresas. Encima tenemos dando ejemplo a los chinos, que con su 'modelo' se jactan de haberlo hecho mejor que las democracias. Y su modelo consiste en control total, nacionalismo a ultranza y aplastar a los disidentes.

Vamos a un modelo de estado autoritario. Donde no tendremos ni siquiera libertad para circular libremente. Donde se vigilará cada uno de nuestros actos. Con barra libre para todos los excesos por parte de las fueras de seguridad. Vamos hacia una dictadura paternalista (o democracia vigilada) que dará subsidios a los 'buenos ciudadanos' que se plieguen a sus órdenes. Y ese modelo es el que desencadena las peores guerras y perpetúa las injusticias.

¿Es inevitable? No, si anteponemos de una vez nuestra libertad a la falsa seguridad que nos venden. Cuidate del virus de la ciega obediencia.

Despierta y Lucha
                                                                                                                              #YoQuieroSalir




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